Dios los cría y ellos se juntan: los clubes de “inversores ángeles” llegan a la Argentina
Por:
Mariano Ruani
Se me había pasado esta nota de la semana pasada en la que aparecimos en El Cronista. Quizás para los lectores del blog un poco repetitivo pero muy importante que se siga difundiendo... Igual, el público se renueva, diría la choqui.
Copio el texto por si desaparece dentro de un tiempo del link original.
Dios los cría y ellos se juntan: los clubes de “inversores ángeles” llegan a la Argentina
Ayudan a emprendedores aportando capital. Deben ser proyectos innovadores con gran potencial de crecimiento. En el mundo hay 400.000 inversores ángeles y unos 300 clubes. Aspiran a obtener rentabilidades del 30% anual. En Argentina, ya se formaron dos clubes
Desde la década del veinte que los emprendedores alrededor del mundo cuentan con una “ayuda divina” para financiar sus negocios. Y no necesariamente es que asistan a algún tipo de templo donde un pastor les provea su bendición para la bonanza de sus proyectos. Paradójicamente, ese auxilio es algo más pragmático. Estamos hablando de los famosos “inversores ángeles”, tal como se los bautizó en el mercado. Se trata de aquellos que invierten en un emprendimiento o empresa para hacerla crecer a cambio de una participación accionaria.
Si bien el fenómeno comenzó con inversores aislados, hoy es cada vez más común que se agrupen en asociaciones o clubes. En mercados como el norteamericano y el europeo, en los que estas prácticas son muy populares, el fenómeno de que “dos son más que uno” comenzó hace tan sólo 10 años. Acostumbrado al rezago, en el mercado local recién empieza.
Por lo pronto, acá sólo existen dos entidades que lo llevan a cabo, sumadas a los inversores individuales y a los llamados venture capital o fondos de capital de riesgo. Se trata del Club de Inversores Angeles de Inversor Global (IG) y el Business Angel Club del IAE. Ambos, aunque con modelos diferentes, tomaron experiencias de EE.UU. para su organización. En el primer caso, Federico Tessore, director de IG, cuenta que “la incitativa surgió hace un año cuando nació el club, que está formado por 30 miembros que invierten en forma conjunta”.
Para eso, explica, “hemos estructurado un fideicomiso en el que recaudamos u$s 600.000”. El ejecutivo destacó que la ventaja de trabajar en conjunto es que al ser inversiones de alto riesgo –por lo general se invierte en la primera etapa del proyecto– se diversifica en costos y evaluación.“El monto promedio de inversión es de u$s 100.000”, dijo y agregó que ya han evaluado 50 proyectos y que se están por cerrar unos cuatro.
Por su parte, Mariano Ruani, director ejecutivo del grupo del IAE, señaló que “el club rige bajo la figura de asociación civil y cuenta con 100 miembros, la mayoría graduados de la institución”. En este caso, los inversores, aunque estén nucleados y evalúan los emprendimientos en conjunto, tienen la opción de invertir de modo particular. El club tiene alrededor de 15 proyectos activos y prevén sumar entre 6 y 8 proyectos más para fin de 2008. “El mínimo para invertir es de u$s20.000”, precisó.
En ambos casos, la rentabilidad “aceptable” que se desea alcanzar en cada proyecto financiado está en el orden del 30% anual, quedándose con una participación que varía en promedio entre el 10% y 30% de la empresa financiada. Eso sí, si el proyecto fracasa, es decir no gana, la pérdida es asumida por los inversores. Además, no hay cobro de comisiones para entrar.
Para ganarse el cielo
Ahora bien, ¿qué hay que hacer para conseguir la bendición de estos inversores? En primer lugar, coincidieron ambos ejecutivos, el proyecto, además de ser innovador, tiene que tener un fuerte potencial de crecimiento. Tessore lo ejemplificó de esta manera: “si se invierte en un proyecto u$s 100.000, en un plazo de entre 5 y 8 años se espera sextuplicar la cifra”.
A su vez, deben ser emprendimientos de empresas locales, con potencial de venta a una firma del mismo rubro internacional o más grande que ella.
Sin embargo, aunque todo parezca celestial, la realidad es que son procesos muy lentos de llevar a cabo. Los directores señalaron que tendrían que existir más incentivos fiscales y legales desde el Gobierno para fomentar este tipo de inversiones. De todas maneras, Ruani advierte que “esta práctica recién asoma porque en el país no hay una cultura capitalista arraigada y el emprendedor recién se anima y aprende a entablar negociaciones con este tipo de inversores”. Sin embargo, más optimista, reconoce, que el fenómeno se está expandiendo. “Hoy nos llegan a razón de 10 consultas por mes”. En esta línea, agregó que “una alternativa serían programas desde el estado, como los que se llevan a cabo en el viejo continente, que tiendan a coinvertir y participar en los riesgos y de ese modo, poder financiar proyectos más grandes”. De hecho, en el exterior el monto promedio de inversión duplica al local.
Con todo, desde el Gobierno , mediante la Agencia Nacional de Inversiones (Prosperar), se prometió para este año instrumentar programas de apoyo al desarrollo de este mercado.
Copio el texto por si desaparece dentro de un tiempo del link original.
Dios los cría y ellos se juntan: los clubes de “inversores ángeles” llegan a la Argentina
Ayudan a emprendedores aportando capital. Deben ser proyectos innovadores con gran potencial de crecimiento. En el mundo hay 400.000 inversores ángeles y unos 300 clubes. Aspiran a obtener rentabilidades del 30% anual. En Argentina, ya se formaron dos clubes
Desde la década del veinte que los emprendedores alrededor del mundo cuentan con una “ayuda divina” para financiar sus negocios. Y no necesariamente es que asistan a algún tipo de templo donde un pastor les provea su bendición para la bonanza de sus proyectos. Paradójicamente, ese auxilio es algo más pragmático. Estamos hablando de los famosos “inversores ángeles”, tal como se los bautizó en el mercado. Se trata de aquellos que invierten en un emprendimiento o empresa para hacerla crecer a cambio de una participación accionaria.
Si bien el fenómeno comenzó con inversores aislados, hoy es cada vez más común que se agrupen en asociaciones o clubes. En mercados como el norteamericano y el europeo, en los que estas prácticas son muy populares, el fenómeno de que “dos son más que uno” comenzó hace tan sólo 10 años. Acostumbrado al rezago, en el mercado local recién empieza.
Por lo pronto, acá sólo existen dos entidades que lo llevan a cabo, sumadas a los inversores individuales y a los llamados venture capital o fondos de capital de riesgo. Se trata del Club de Inversores Angeles de Inversor Global (IG) y el Business Angel Club del IAE. Ambos, aunque con modelos diferentes, tomaron experiencias de EE.UU. para su organización. En el primer caso, Federico Tessore, director de IG, cuenta que “la incitativa surgió hace un año cuando nació el club, que está formado por 30 miembros que invierten en forma conjunta”.
Para eso, explica, “hemos estructurado un fideicomiso en el que recaudamos u$s 600.000”. El ejecutivo destacó que la ventaja de trabajar en conjunto es que al ser inversiones de alto riesgo –por lo general se invierte en la primera etapa del proyecto– se diversifica en costos y evaluación.“El monto promedio de inversión es de u$s 100.000”, dijo y agregó que ya han evaluado 50 proyectos y que se están por cerrar unos cuatro.
Por su parte, Mariano Ruani, director ejecutivo del grupo del IAE, señaló que “el club rige bajo la figura de asociación civil y cuenta con 100 miembros, la mayoría graduados de la institución”. En este caso, los inversores, aunque estén nucleados y evalúan los emprendimientos en conjunto, tienen la opción de invertir de modo particular. El club tiene alrededor de 15 proyectos activos y prevén sumar entre 6 y 8 proyectos más para fin de 2008. “El mínimo para invertir es de u$s20.000”, precisó.
En ambos casos, la rentabilidad “aceptable” que se desea alcanzar en cada proyecto financiado está en el orden del 30% anual, quedándose con una participación que varía en promedio entre el 10% y 30% de la empresa financiada. Eso sí, si el proyecto fracasa, es decir no gana, la pérdida es asumida por los inversores. Además, no hay cobro de comisiones para entrar.
Para ganarse el cielo
Ahora bien, ¿qué hay que hacer para conseguir la bendición de estos inversores? En primer lugar, coincidieron ambos ejecutivos, el proyecto, además de ser innovador, tiene que tener un fuerte potencial de crecimiento. Tessore lo ejemplificó de esta manera: “si se invierte en un proyecto u$s 100.000, en un plazo de entre 5 y 8 años se espera sextuplicar la cifra”.
A su vez, deben ser emprendimientos de empresas locales, con potencial de venta a una firma del mismo rubro internacional o más grande que ella.
Sin embargo, aunque todo parezca celestial, la realidad es que son procesos muy lentos de llevar a cabo. Los directores señalaron que tendrían que existir más incentivos fiscales y legales desde el Gobierno para fomentar este tipo de inversiones. De todas maneras, Ruani advierte que “esta práctica recién asoma porque en el país no hay una cultura capitalista arraigada y el emprendedor recién se anima y aprende a entablar negociaciones con este tipo de inversores”. Sin embargo, más optimista, reconoce, que el fenómeno se está expandiendo. “Hoy nos llegan a razón de 10 consultas por mes”. En esta línea, agregó que “una alternativa serían programas desde el estado, como los que se llevan a cabo en el viejo continente, que tiendan a coinvertir y participar en los riesgos y de ese modo, poder financiar proyectos más grandes”. De hecho, en el exterior el monto promedio de inversión duplica al local.
Con todo, desde el Gobierno , mediante la Agencia Nacional de Inversiones (Prosperar), se prometió para este año instrumentar programas de apoyo al desarrollo de este mercado.
Escrito por: Mariano Ruani
About Mariano Ruani
Co-Fundador y Director Ejecutivo del Club de Business Angels del IAE. Como parte de mi función en el Club me ha tocado en suerte participar como mentor de NAVES, participar de los jurados de algunas competencias de planes de negocios. Pero principalmente estar en constante contacto con emprendedores e inversores, investigando y analizando cientos de proyectos.
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